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I VOSTRI RESOCONTI....
....E QUELLI DELLA STAMPA
(questi
ultimi solo se meritano)
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GAZZETTA.IT
ROMA, 8 dicembre 2004 - Nera di maglia e
nera d'umore. La Roma perde 3-0 all'Olimpico nella sua
ultima apparizione europea della stagione. E non
importa se l'Olimpico è vuoto (anzi è più spagnolo che
italico, visto che il Real ha ottenuto una deroga Fifa
per ospitare 281 persone contro le 70 d'ordinanza).
Perché una sconfitta resta una sconfitta, al di là
della cornice. Il Real Madrid guadagna così l'accesso
agli ottavi di Champions League (come seconda
classificata), grazie a un gol di Ronaldo, realizzato
al 9' del primo tempo, e a una doppietta di Figo nella
ripresa (rigore al 16' e gran destro al 36').
Surreale la cornice di un Olimpico vuoto,
surreale la partita in campo, fra un Real più "vero"
che in campionato (Garcia Remon manda in campo il
meglio che ha) e una Roma che più Rometta non potrebbe
essere. A casa il tridente Montella-Cassano-Totti,
oltre a Panucci e Mido, agli infortunati effettivi
Dacourt, Tommasi e Chivu e agli squalificati Scurto e
De Rossi, a Del Neri resta un manipolo di giovani di
buone speranze ma (questa sera) poca voglia. La
partenza è al piccolo trotto, l'atmosfera
dopolavoristica. O che le stelle del Real hanno un
potere ipnotico su Aquilani e C., o più probabilmente
la Roma, ormai privata dell'obiettivo-qualificazione,
non ha nessuna voglia di dannarsi per un risultato del
tutto platonico. Il Real dà così l'impressione di
poter disporre a suo piacimento della gara: domina pur
senza strafare, palleggia e fraseggia come fosse a
casa sua, rischia di cannibalizzarsi pallone e partita
in un colpo solo. Invece il solo Ronaldo, con
un'accelerazione delle sue (ma le statuine giallorosse
contribiscono a farlo apparire ancor più veloce),
trova la via del gol, dopo 9 minuti di gioco.
Fra i giallorossi solo Candela spinge sulle
fasce, con Aquilani e Corvia che cercano di offrire il
loro sostegno, nei radi tentativi offensivi
giallorossi che arrivino almeno sulla trequarti
spagnola. Al 31' la Roma rischia persino di
pareggiare: è Candela che, su punizione, colpisce
l'incrocio dei pali alla destra di Casillas. Resterà
l'unico brivido per le merengues. La ripresa riparte
infatti dove si erano interrotti i primi 45': ritmo
blando, Real padrone, Roma che chiude con diligenza ma
nulla più. A questo punto è solo Del Neri che si
impegna allo spasimo in panchina, profondendo consigli
e sgridate. Ma la Roma è altrove: detto dei titolari
(a casa), anche le seconde linee non offrono grandi
spunti al tecnico. Così il Real si porta sul 2-0,
grazie a un rigore assai generosamente concesso
dall'olandese Temmink per un contatto fra Dellas
(ammonito) e Ronaldo: è Figo a realizzare al 16'. Il
portoghese chiuderà poi il conto con un destro
rasoterra al 36'. Ma la più virtuale delle partite, se
mai è davvero iniziata, era già finita da un
pezzo.
REALMADRID.COM
Figo tuvo el OK de los médicos y el luso
saltó al césped del Olímpico. Su presencia permitió a
García Remón alinear a su once habitual, pero con un
retoque respecto a los últimos choques: Beckham volvió
al eje junto a Guti. En la Roma, las rotaciones
hicieron que Del Neri presentara un equipo muy
novedoso, en el que Mèxes, Candela, Mancini y el
veterano Delvecchio eran sus referencias.
Y todo eso en medio del silencio. Sin tifosi
en las gradas que pudieran meter presión a la cita
(sólo una gigantesca pancarta que rezaba ‘Roma, mai
sola’ -Roma, nunca sola-, alentaba a los suyos).
Sensaciones extrañas, lejos del habitual aroma de la
Champions, aunque el himno del torneo se encargó de
recordar al que estuviera despistado donde se
encontraba.
Ronaldo
Sin embargo, el frío ambiental no tuvo
reflejo en el campo. Las necesidades clasificatorias
así lo exigían y Ronaldo aplicó pronto el sedante:
avisó con un cabezazo ligeramente desviado (2’),
hizo diana con una arrancada que le dejó delante de
Pelizzoli (9’) y pudo repetir pleno en otro
desmarque a pase de Raúl (16’).
La cita se ponía de cara. El pasaporte de
octavos estaba, por el momento, sellado, porque es
lo que suponía el triunfo. El Real Madrid aplicaba
toque, desmarque y ayudas constantes (Raúl y Ronaldo
se descolgaban, colaborando en la creación) para
romper el entramado local. Además, los de García
Remón adelantaban su línea defensiva para ahogar el
fútbol de los de Del Neri. Estrategia correcta, que
dejó a los puntas romanos en fuera de juego en más
de una ocasión.
Bajo control
El balón era madridista. La Roma no
lograba inquietar a Casillas, aunque en cinco
minutos tuviera tres saques de esquina a su favor.
Sólo con latigazos aislados, los romanos intentaban
demostrar que querían dejar su honor (están
eliminados del torneo) indemne: buscaron oxígeno con
una falta de Candela, que se fue al larguero (31’),
y con un zapatazo de Cufré, que rechazó Iker. Pero
su ritmo de juego era lento y la zaga madridista,
con Helguera muy firme, estaba atenta en el
cruce
Penalti
Pero faltaba poner la guinda para evitar
sustos innecesarios de última hora. Y el Real Madrid
buscó el segundo. La primera andanada la puso, como
no, Ronaldo, pero Pelizzoli detuvo su zurdazo (49’).
La Roma se volvió más italiana en el inicio de la
segunda mitad, con la idea de buscar un fútbol más
directo. Había que madurar la jugada y no pecar de
ansiedad para encontrar un resquicio en el repliegue
local.
Figo hacía grande el campo por las bandas,
pero fue Ronaldo el que volvió a tomar las riendas.
Subido en su cuadriga midió su velocidad con cinco
romanistas. Quiebros y recortes para acabar en el
césped: penalti claro, que Figo no perdonó (60’).
Por cierto, el luso se sacaba, de paso, la espinita
tras su error ante el Leverkusen.
Golazo de Figo
La Roma se sintió herida en su orgullo y
adelantó líneas en busca de Casillas, pero los
madridistas no estaban dispuestos a conceder nada.
Samuel y Helguera estaban firmes por alto, y sus
compañeros juntaban bien las líneas, formando un
bloque acompasado al cerrar filas. Y si éstos
fallaban aparecían los guantes de Iker para repeler
un zapatazo de Mancini en un saque de falta (80’).
Eran los mejores momentos de la Roma (el colegiado
anuló un gol por claro fuera de juego de Corvia
81’), pero Figo, con un gol fantástico aplacaba su
ira (82’). Los octavos de final, ahora sí, estaban
más que atados. García Remón apuntaló la defensa con
Pavón (el luso se fue a la ducha), dio minutos a
Owen y a Celades. Sólo había que dejar pasar el
tiempo. La Ciudad Eterna volvió a sonreír al Real
Madrid
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